Quién como yo, que no escucho

autos_trafico001

-¡Quien como tú que no escuchas tanta bulla del tráfico!- me dice mi hermana, con rostro de angustia al llegar del trabajo. Y es la verdad, quién como yo, por que lo único que tengo que hacer para «salirme» del mundo del stress sonoro es poner en OFF los audífonos que uso y listo, soy la reina de la calma, la del rostro pacífico y el andar alegre en medio de una avenida colapsada por bocinazos, ruido de motores, gente malhumorada y policía de tránsito con el hígado hecho paté.

No siempre supe de éstas ventajas, o mejor dicho , aprendí poco a poco a tomar conciencia de ellas, es más, siempre estuvieron ahí a mi disposición, pero era mi mente estrecha la que me impedía ver las cosas desde otro punto de vista. Lo que llamamos «desventajas» en realidad no lo son, son maneras diferentes de enfrentar las situaciones, caminos diferentes que nos llevan al mismo lugar que los demás.
Quizás tú que lees este post y eres una persona con pérdida auditiva puedas identificarte muy bien con algunas de éstas ventajas de no escuchar.

EN EL TRÁFICO LA VIDA ES MÁS SABROSA
Si vives en una ciudad de alto tránsito peatonal y automovilístico como Lima, podrás darme razón cuando digo que transportarse por calles y avenidas es como practicar un deporte extremo. Pero al apagar los audífonos, llega la paz a la mente, fuera bocinazos, gritos, motores rugiendo. Puedo sacar mi libro y disfrutar de una excelente lectura o ponerme al tanto de las noticias del mundo desde mi móvil, sin interrupción alguna. Es un OFF para el audífono pero es un ON para la paz mental. Vuelve la cordura, el cuerpo ya no está tenso y la verdad es que no puedes evitar una sonrisa complaciente que obviamente se vuelve sospechosa para todos en la calle. Pero -qué importa, está de moda ser diferente- me digo. Sólo debes preocuparte por mirar bien las luces del semáforo y las indicaciones del policía de tránsito ( si es que tienes la suerte que haya uno) .

TE AMO AUNQUE RONQUES COMO MOTOSIERRA
Eso es fatal para muchas personas, tener que compartir lecho con un roncador puede llevar a extremos insospechados de locura. El amor es grande, pero sin un buen sueño, hasta el amor despierta con ojeras al día siguiente. Pero como siempre digo, pueden roncar a un centímentro de mis oídos pero si estoy sin audífonos, te amaré hasta que otra cosa nos separe, pero no será por tus ronquidos, desquiciantes para otros pero inofensivos para mí. Lo mismo sucede cuando salgo de viaje en grupo con amigos, siempre hay un roncador en el camping o en la habitación compartida, todos amanecen pegándole con la almohada, sólo yo dormí cual bebé 🙂

MISIÓN NO TAN IMPOSIBLE
Eso lo deben saber casi todos, trabajar con un jefe ansioso, compañeros de trabajo nerviosos, gente que camina, van y vienen hablando a voz en cuello, hablando por el móvil o con su famoso inalámbrico por bluetooth, el ruido de impresoras, tecleos, música, pasos yendo y viniendo, todo eso hace difícil concentrarte en tu trabajo. Pero cuando me apago los audífonos, oh silencio ven a mí, es como poner un cono del silencio (a lo Maxwel Smart) y te apartas de ese entorno estresante para enfocarte en hacer un buen trabajo.

¡ESA GENTE PESADA!
Hay que ser sinceros, no todos nos caen bien. A veces hay reuniones donde la gente es simplemente chismosa o mala vibra y por más que tratamos de no escuchar esos comentarios malintencionados es casi imposible no darle oídos. Dije casi imposible…nuevamente el OFF al rescate. Paz mental en ON.

ES QUE NO ME TIENES PACIENCIA
Ok, díganme aprovechada, pero la verdad es que a veces no se puede transar con alguien que está exasperado, gritón, maleducado, descontrolado y cree que con gritos  puede hacerse entender. Ya no tengo que bajarme a su nivel, simplemente mi paciencia llega al punto de apagarme o sacarme los audífonos en su cara, para que el susodicho se desinfle en una. Al ver que no escucho ni me volteo a leerle los labios, tiene que controlarse como sea, si quiere seguir discutiendo conmigo. Sino que se vaya y vuelva cuando se domine a si mismo, como diría mi madre: Respeto guarda respeto.

LEER LOS LABIOS SIN QUERER QUERIENDO
Ser sordo implica en muchos casos leer los labios, se aprende casi por necesidad, así que ya vieran ustedes que a veces sin querer queriendo en algunos sitios y reuniones me entero de conversaciones ajenas que se mantienen a unos metros de mí. Muchas veces no son de mi incumbencia es cierto, pero en otras me puede causar mucha sorpresa y abrir los ojos sobre lo que algunas personas comentan sobre algo que me concierne. – Así se conoce a la gente- me digo.

LA INTÉRPRETE
En una fiesta con música a todo volumen, discoteca o bar muchas veces suelo hacer de intérprete entre otras personas oyentes. Sucede que al salir con un grupo de amigos, entre ellos no logran entenderse pues la fuerte música les impide escuchar sus voces. Ya los vieran alzando la voz lo màs que pueden y el otro no logra entender nada. Ellos no leen labios, a mí sólo deben hablarme normalmente desde su sitio, sin necesidad de gritarme al oído, así que yo termino de intérprete con todo gusto: – Dice que si tienes una menta – Dice que luego de la fiesta ¿a dónde la seguimos? – Que si luego ¡vamos por unos sanguchitos! – Que no faltes el próximo sábado a la parrillita, ¡cada uno lleva un vino! – Dice que si te has dado cuenta que ése chico de la mesa de al lado, ¡te está mirando desde hace un buen rato!.

YO AMO EL PELIGRO
Bueno, no tanto como eso, pero nosotros más que oír, sentimos los sonidos graves, hay sonidos que vibran, como cuando estás sobre una moto o en un avión, el motor en pleno despegue puede ser causa de temor en muchos pasajeros, pero para una persona que escucha poco o nada, es motivo de emoción. Quizás no para todos, pero al menos para algunos es energizante ese rugido que indica el inicio de un viaje. Pero igual el sonido no nos asusta tanto y eso pasa en medio de un temblor, terremoto, tornado, huracán. Esos sonidos implacables de la naturaleza tienen una raíz ancestral en nuestra memoria genética. En una situación así, las personas que no escuchamos bien podemos mantener mejor la calma y apaciguar a otros más nerviosos.

EL BUEN FILTRO
He descubierto hace mucho que los buenos amigos que tengo y frecuento lo son por que me valoran y realmente quieren lo mejor para mí. No son amigos por pura etiqueta o solamente de nombre. Lo son por que saben que cuentan conmigo y cuento con ellos, que estaremos ahí cuando sea necesario. El que yo sea algo diferente a ellos, no hace que dejen de ser mis amigos. Cuando ellos quieren comunicarse conmigo, hacen lo que sea por conseguirlo, me mandan mensajes de texto al móvil, llaman a mis hermanas y les dejan el encargo, me mandan e-mails, facebook chat, alertas por whats app, lo que sea. Esto lo aplico hasta a las parejas: El que realmente quiere comunicarse contigo, encuentra la manera de lograrlo. Eso no es impedimento ni obstáculo. Cuando en alguna reunión no entiendo lo que están conversando porque hablan muy rápido, alguno de ellos me pone al tanto para que yo no pueda perderme esa broma, esa noticia, esa novedad que están comentando en aquel momento. Lo mismo sucede cuando conozco a nuevos amigos y amigas, que al contarles que soy sorda (por que muchas veces no se percatan de ello) noto que se preocupan por hacerse entender y hacerme sentir cómoda en la conversación. Y también me sucede lo contrario, nunca faltan las personas elitistas, egocéntricas e interesadas. Hay muchas maneras de escoger a los buenos amigos, pero no escuchar bien puede ayudarme a filtrar las personas que realmente desean ser mis amigos de aquellos que no valen la pena.

Y seguramente existen otras ventajas, quizás conozcas otras que quieras compartir en éste post. Yo encantada de leerte.

2 pensamientos en “Quién como yo, que no escucho

  1. Aveces las personas no entienden cuando no lo viven y si es cierto la familia y los buenos amigos son una gran compañia y sobre todo que respeten una situacion que nadie podria decir a mi no o simplemente nunca. Amo a mi hijo y yo se que es un chico con sentimientos y vida muy firme que seguira adelante a todo que le tocara vivir.

    • Así es Luisa, tener la capacidad de ponerse en el lugar de otro, es algo que no muchas personas pueden lograr. Pero es algo que se aprende con la experiencias vividas y nos enriquece. Y estoy segura que tú como madre, has aprendido mucho de tu hijo, de las situaciones que le tocó vivir y que viviste como si fueran tuyas. Al final, ambos, hijo y madre han aprendido mucho y lo seguirán haciendo, pues esta vida es, un constante descubrimiento y conquista de uno mismo .

Deja un comentario