Un largo viaje a tierras nuevas

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¿Recuerdas esa sensación que tienes cuando vuelves a tu casa o departamento después de un largo viaje? Soltar por fin las maletas en el recibidor, solazarte en esa sensación de comodidad, de reencontrarte con tu querida cama, de estar nuevamente rodeado de las personas que te conocen, de tu extrañada mascota, de tus objetos predilectos, de tu comida de siempre. Estás de nuevo con tus pares, sin tener que liarte con un idioma o costumbres diferentes que tuviste que adoptar por un buen tiempo en tu viaje.

Así me sentí, al verme rodeada de personas que al igual que yo son sordos. Algunos comunicándose por señas al mismo tiempo que hablan, para que los demás (sepan o no lengua de señas) puedan entender lo que dicen. Es cómodo, puesto que ahí todos saben esos detalles que hay que tener en cuenta para comunicarse : Pronunciar bien las palabras o evitar llevarte la mano a la boca mientras hablas; te tocan el brazo para avisarte que es a ti a quien hablan en ése momento si ven que estás distraído o mirando hacia otro lado. Esos pequeños grandes detalles hacen que te expreses y te comuniques, sin preocuparte de no entender o confundir palabras, porque sin problema te repetirán lo que no comprendiste, sin que tengas que dar explicaciones.

Fue una  interesante reunión a la que acudí por invitación de mi amiga Erika, quien como yo, también es hipoacúsica. Ella es una mujer muy independiente, difusora y defensora incansable de los derechos de las personas con discapacidad auditiva. Me invitó a integrarme en ésta reunión y yo acudí sobre todo para saber cómo era relacionarse con otras personas sordas ya que casi toda mi vida familiar, social y laboral me la paso rodeada de oyentes. Mi amiga me presentó a adultos y jóvenes que me impresionaron por su madurez, frescura e independencia.

Entonces puedo entender que aquella comodidad de verse rodeado de personas que comparten realidades similares puede resultar, la manera más conveniente de relacionarse al margen del mundo de los oyentes que los rodea. No es el caso de éste grupo de personas que conocí. Varios son profesionales que se desenvuelven y desarrollan muy bien en sus respectivos trabajos y nuestra sociedad. Aún así, solemos enterarnos por noticias o por conocidos nuestros sobre casos de discriminación a personas con alguna discapacidad física o mental.

Pero circula por las redes sociales y el gran internet el término AUDISMO,  que es una palabra inventada por un profesor sordo en los años 70 y que no está considerada en el diccionario de la lengua española. Ha sido difundida por personas sordas disconformes con su situación respecto al trato que reciben de las personas oyentes. AUDISMO significa para ellos la discriminación que hace una persona con audición normal a una persona sorda, ya sea en el campo laboral, académico o social. Para ellos un AUDISTA es un oyente que se cree MEJOR que una persona con discapacidad auditiva.  O también  es una persona sorda que se comporta como oyente (¿ Osea yo?.  Es decir me metieron en el mismo saco y yo ni enterada. Que hable y escriba como un oyente no me hace mejor o peor que una persona sorda,  simplemente mi vida se desarrolló en un ambiente oralista,  nadie me obligó a ello y nadie me prohibió relacionarme con otras personas sordas.)

He visto y leído algunos de sus manifiestos, porque están buscando difundir este movimiento antiaudismo para crear conciencia entre los sordos y oyentes. Entiendo sus frustraciones, sus temores y disconformidad, pero pienso que están enfocando la situación de una manera confusa y sesgada en muchos de los casos que mencionan sentirse discriminados.

Les explico con uno de los ejemplos que ellos dan: «En una reunión familiar, en la que todos son oyentes y yo la única sorda,se pasan todo el rato hablando y yo preguntando qué dicen. Al final, me explican todo de forma resumida y breve y esto me enoja. ¿Qué se creen que soy? … “(1). Esta situación puede presentarse en clases, en el trabajo, etc. La persona del ejemplo siente que ha sido maltratada ya que deberían de haberle contado todo lo que se habló en ese momento para no perderse los detalles.  Siente que aquella es una forma de discriminación, de «audismo».

Ahora quiero enfocarlo de otro punto de vista: Yo, que soy sorda, se que si me acerco a un grupo de oyentes que está conversando, es muy probable que no entienda todo lo que van a hablar  (depende de varios factores: el ruido ambiental, la buena pronunciación, etc). Yo ya se a lo que me voy a enfrentar y tiene que ver mucho la disposición y mentalidad de la persona sorda. Es muy probable que en algún momento pierda la hilación de lo que se está conversando, procuraré entenderlo según el contexto del tema, quizás haga un par de preguntas cuando no entienda alguna parte que me parezca importante. Pero no puedo pretender que alguien amigo o cercano me cuente exactamente toda la conversación que está surgiendo en ése momento. Hasta que inventen los Lentes Google que pongan subtitulaje a las personas cuando hablan, como hacen con las películas extranjeras, (¡Qué esperas Google! ¿qué tal unos googledeaf ?) pues debo asumir que ésa es mi realidad, pero no por eso pelearme con ella, ni confundir las cosas y decir que estoy siendo discriminada o ponerme a pensar que los oyentes se creen mejores que yo. No hay mejores ni peores. Por el contrario, disfrutar de una reunión entre amigos, de trabajo o estudio, no se basa en entender exactamente todo lo que se habla, se trata de compartir el tiempo preciado con personas que valoras, de intercambiar experiencias, de ampliar la mente y la cultura al conocer gente nueva.

Idea: en una reunión social o familiar,  si te cansaste de leer los labios a tantas personas a la vez, acércate a uno o dos de los oyentes y conversa con ellos, disfruta de conocerlos mejor,  si es que es posible ve circulando,  no siempre será un grupo grande en el que debas estar todo el tiempo. En clases, es importante que acuerdes previamente con algún o algunos compañeros para que  al final de la clase compartan contigo las notas tomadas.  Pedir resúmenes al profesor sobre la clase que se va a dictar también es recomendable, así podrás ir preparado con anticipación. Para todo hay solución.

Existen personas que nacieron sordas o con pocos restos auditivos y se niegan a ser oralistas, no realizan terapia de lenguaje, sólo desean usar lengua de señas para comunicarse con los demás, consideran que de la otra forma estarían imitando a un oyente y que eso va en contra de valorar su identidad como persona sorda.

Dije que entiendo la comodidad de estar rodeado de personas sordas como uno. Comprendo que prefieran socializar mayormente con otros sordos, es más, hasta buscan casarse con otros sordos y es un alivio para ellos que sus hijos nazcan sordos también. Parece un trabalenguas, pero es así. Su mundo se rige en base a una cultura sorda que se preocupan en cuidar y mantener viva con una mínima intervención de personas oyentes. Es un tema muy interesante y complejo pero a mi parecer crean barreras con el resto del mundo.  Si la idea es no ser discriminados ¿Por qué no tomar la iniciativa?, ¿No es preferible incluir a las personas oyentes en su mundo o comunidad?, ¿Qué mejor manera de enseñar a los oyentes a relacionarse mejor con las personas sordas si no es manteniendo un trato diario, socializando, estudiando, trabajando, conversando con ellos y mejor aún si usas también la lengua de señas para que aprendan poco a poco?.

Yo he pasado por todo ese proceso de encontrar la mejor manera de comunicarme con los demás. Es cierto, antes prefería no exponerme y me quedaba en mi mundo de dudas y temores,  pero considero que hoy en día mi vida se ve más enriquecida por la presencia justamente de amigos y conocidos oyentes que han aportado su apoyo, cariño y la alegría de sus existencias en mi vida. Conocer gente nueva, aceptar invitaciones de amigos o amigas oyentes y salir o presentarme ante una persona oyente quizás no siempre termine en una excelente amistad ni se logre una buena química.  Pero prefiero hacer que mi vida sea un constante viaje a «tierras nuevas», arriesgarme y no perderme esos momentos en que te maravillas de haber conocido una persona interesante, alguien a quien puedes enseñarle como comunicarse mejor contigo. Verás como se corre un velo que les impedía verse y valorarse en su verdadera dimensión. Cuando un oyente le dice a otro que está hablando: «No te tapes la boca cuando hables, Carmen no te va a entender», ves que algo especial ha germinado en ese nuevo amigo. No cambiarás por nada el brillo sincero de aquellos ojos que te observan mientras te dicen: -He quedado encantado de conocerte y charlar contigo-.

Tú mismo eres el encargado de no discriminar, de abrir la mente, de educarte, de aprender y a la vez enseñar a las personas oyentes tu valor.  No vale perderse lo maravilloso de una buena amistad,  risas y ¿por qué no? hasta de una esperado abrazo.

(1)  http://www.cultura-sorda.eu/resources/Burad_Audismo-2010.pdf p.5

2 pensamientos en “Un largo viaje a tierras nuevas

  1. La capacidad de relacionarse con las personas oralmente, tiene sus bemoles, en este caso no es que te sientas o creas mejor, es que te criaste y te desarrollaste como una persona con expresión oral, te acostumbraste a ello, es una gran ventaja. Concuerdo contigo, no pueden confundir términos. No es que te creas mejor que las personas que no oyen, es que en tu caso tu contexto fue otro. Habría que abrir un foro para compartir sus experiencias y poder entenderlos mejor.
    A veces hay personas que a pesar que tienen la capacidad de la audición no escuchan lo que no quieren y hay casos en que hay personas que a pesar que no tienen esta capacidad de escuchar son capaces de entender y escuchar a los demás.

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